El PP sigue sin salir del bucle, con un solo argumento al que los populares llevan dando vueltas hace ya mucho tiempo, demasiado para ellos.

Porque sí, porque lo de Rubiales no fue ni es un caso aislado, no fue el caso de un solo 'machito' que no se había dado cuenta de que a su alrededor la vida no era la misma. Que ya no se toleran comportamientos que muchos de ellos, como Rubiales, llevan décadas practicando. No, los tiempos son otros, ni picos, ni palmadas en el culo, ni abusos de poder, ni discriminación, ni comentarios asquerosos, todo esto ya lo saben, se acabó. Y decía que Rubiales no es un caso aislado porque ayer por la mañana, en plena entrevista televisiva, el ex dirigente socialista Alfonso Guerra soltó esto hablando de la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz.

Otro que no ha entendido absolutamente nada. Dicen los que le conocen que ya era así de joven, o sea, que es otro que no se ha dado cuenta de que la sociedad ya no es la misma, que nosotras no somos las mismas. Su anclaje en el pasado ya es suficientemente cuestionable en sus posicionamientos políticos, porque esa España que él rememora y añora es otra muy diferente, con otros problemas y con otros dirigentes para hacerles frente. Pero él, y otros, aposentados sobre sus privilegios y su modo de vida, viven aterrorizados ante la posibilidad de que las cosas cambien. Pero cambian y cuando los cambios son beneficios para los ciudadanos o los entiendes y los compartes o te quedas fuera. Guerra es otro de los que no ha entendido nada, pero nosotras a él lo hemos entendido perfectamente.

Sánchez parece disfrutar con la incapacidad del PP para cerrar acuerdos con nadie, situación a la que ha llegado Feijóo solito y sin que nadie le empujara. Sus acuerdos con la extrema derecha han convertido al PP en un partido al que nadie quiere acercarse.

Ante el desastre y ridículo más absoluto de la Federación, las futbolistas se han convertido en un ejemplo para la sociedad.

Los esbirros de un machista, recalcitrante y prepotente siguen campando por la Federación. Hubo un nuevo episodio vergonzoso y surrealista de este desastre, donde Montse Tomé mintió a las jugadoras y nos mintió a todos.

A Martín Bianchi le hubiera gustado tener un micrófono para saber de qué hablaban dos mujeres que pertenecen a planetas diferentes: Tamara Falcó y Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez. Tal vez la directora de Cortefiel, sentada entre ambas en la MBMFW, les hizo de intérprete. Comentamos también el fin de semana de la familia real, cada uno por su lado y la reina Letizia sola en casa (y seguramente tan a gusto), el gigantesco ramo de rosas rosas que Luis Miguel le ha regalado a Paloma Cuevas, la marcha del juicio de Arantxa Sánchez Vicario y la reaparición de la nieta de Franco en una boda en Sevilla.

Este grupo de menores de edad ha visto cómo se compartían imágenes suyas trucadas por obra y gracia de la inteligencia artificial, cuyos autores tienen también menos de 18 años.

En la Federación Española de Fútbol parecen caminar por el mismo sendero de prepotencia y desconsideración.

Empieza otra semana clave en la política española, hemos perdido ya la cuenta de las que llevamos. La última semana antes del intento de investidura de Alberto Núñez Feijóo, la semana del gran acto de los populares, previo a la investidura, y la semana antes de que pueda cambiar el candidato a la investidura si a Feijóo, como parece, no le dan los números para salir investido.

Parece claro que el PP ya ha tirado la toalla, no parece haber nadie dentro del partido que no dé por perdida la investidura, mientras que en el PSOE, al menos su jefe de filas, Pedro Sánchez, parece del todo convencido de que él no va a tener ningún problema si le llega el turno. Ayer lo repitió, antes de irse a Nueva York, no duda que volverá a haber un gobierno progresista. Solo hay un pequeño detalle que ellos no controlan, y es la decisión final de Carles Puigdemont sobre sus apoyos, sin ellos no hay gobierno progresista y lo que habrá será repetición electoral.

Carles Puigdemont está regodeándose en su regreso a la primera línea política, sabe que tiene la llave de la investidura y está disfrutando bajo el calor de los focos. En público mantiene su retórica independentista mientras reclama al gobierno una ley de amnistía. Complicado, pedir que el gobierno haga lo que tenga que hacer para pasar página y poner el contador a cero, mientras que la otra parte en la negociación, Junts, en ningún momento habla de poner también su contador a cero, no hay ni síntomas de arrepentimiento ni síntomas de que lo que pasó en 2017 no vuelva a pasar. Porque es verdad que la situación ahora en Cataluña es mucho mejor que entonces, como no se cansa de repetir Pedro Sánchez, pero también es verdad que hay una gran parte del independentismo, la de Junts, que no ha puesto ni ha hecho nada para la mejora de la situación.

Así que parece complicada una negociación con quien, a priori, no parece dispuesto a ceder ni a conceder al otro ni siquiera la posibilidad de poder explicar sus cesiones. El PS

Está claro que su presidente, y candidato a la investidura como presidente del Gobierno, seguro que no es.

En la ofensiva del PP en contra de una posible amnistía negociada con Carles Puigdemont para garantizar una posible investidura de Pedro Sánchez, ayer, los populares quemaron quizás el cartucho que dispara con más pólvora. José María Aznar subió los decibelios de la estrategia del PP haciendo un llamamiento a la movilización ciudadana, una movilización igual, dijo, a la del "Basta Ya" contra ETA. Dice Aznar que el Estado está en proceso de destrucción, habló de tiempos dramáticos y de una operación de desmantelamiento de la Constitución.

Se ha convertido en una movilización donde ya no es bienvenido quien no piense como quien la convoca.

El bloqueo planeó otra vez sobre la apertura del año judicial, siendo evidente el malestar de la judicatura.

Su feminismo era el ejemplo a seguir para muchas mujeres que vivían la vida que no querían, encerradas en sus casas, auténticas cárceles para algunas.

Negociación, palabra maldita en ese ámbito porque para muchos de ellos la negociación con el Estado solo la practican los traidores.

Fue un referente en la comunicación y en el periodismo de este país, una mujer pionera que abanderó programas de éxito en radio y televisión.

El 'se acabó' también va con ellos, también hace referencia a su comportamiento ruin y mezquino, de niños consentidos que no quieren que nada ni nadie cuestione su forma de vida.

Nada va a ser igual para nosotras después de lo que pasó tras la victoria de la selección en el Mundial. Muchas cosas van a cambiar gracias a que 'se acabó', gracias a ellas, a todas las que en un momento de sus vidas pronuncian esta frase.

Tiene un punto raro esto. Porque es un final, pero a la vez, está otra temporada a punto de empezar. Y el verano es poco tiempo, pero en realidad es una temporada en sí misma. Y nos han pasado muchas cosas...

#verano #sastre #hoyporhoy

"Hablar de esto y en ese escenario implica, precisamente, honrar y defender lo que acaban de ganar, ser consecuente".