Granizada en el metro de Madrid (Estación de Canal)
Fuerte granizada en el metro de Madrid
"Se oyen risas": la crónica de Sastre sobre el debate de investidura de Feijóo
El primer día, la cuenta del diario 'El País' puso este tuit. Feijóo: "Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del gobierno". El tuit añadía "Se oyen risas".
Se han oído muchas risas para hablar de cosas muy serias. Óscar Puente buscó la risa entre los suyos. Lo consiguió.
Se decía ayer en el Congreso que Puente había subido a la tribuna a divertirse. En Pedro Sánchez se vio una risa que inquietó a Núñez Feijóo y que, en realidad, daba más información que muchas declaraciones. Era una risa tranquila, como si tuviera la seguridad de que, diga Feijóo lo que diga, él acabará gobernando.
Feijóo, que había empezado el debate sin muchas ganas de broma, estuvo más suelto que el primer día. Se pueden explicar muchas cosas con la risa. La que tenía, por ejemplo, Aitor Esteban en su escaño mientras escuchaba el discurso de Feijóo para el PNV. Uno diría que es la risa que certifica un divorcio, cuando lo que te dice el otro ya sólo te puede sacar una carcajada.
Hace unos días, nos preguntábamos de qué servía un pleno que no iba a servir. Dicen en el PP que ha servido para que Feijóo gane, aunque haya perdido. Cuando acabó el pleno y todos los discursos del partido más votado se dieron contra la realidad de los números, preguntaron a Feijóo si su liderazgo dentro del PP sale reforzado de esta.
Esta risa se la sacaron a Feijóo cuando iba ya por la carrera de San Jerónimo, en esa parte de la calle que es cuesta arriba. Tiene una ligera pendiente si uno va desde el Congreso en dirección a la puerta del Sol, donde están la osa y el madroño, el anuncio del Tío Pepe y, también, el despacho de Díaz Ayuso. Se oyen risas. Y algunas muy serias.
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Àngels Barceló: "Un espectáculo que lamentablemente quedará para la posteridad"
Les saludamos a esta hora desde el Congreso de los Diputados, donde a las nueve empieza la segunda jornada del debate de investidura que debe concluir con la votación del candidato Alberto Núñez Feijóo. La de ayer fue una jornada intensa y confusa. Intensa por el nivel de ruido que, en ocasiones, se instaló en la Cámara, confusa, porque en algunos de los pasajes de la sesión, más parecía una moción de censura que una investidura.
Y es que el candidato Feijóo nunca lo tuvo claro, planteó su intervención, no como la de alguien con un proyecto para gobernar el país, sino como una moción de censura a un Gobierno en funciones, a un futuro gobierno y a un candidato que ni siquiera tiene todavía el encargo de formar el Ejecutivo. Todo muy extraño, tanto que al propio Feijóo se le escapó en alguna ocasión lo de moción de censura. Y claro, el PSOE contraatacó y lo hizo sacando al estrado a un diputado que no tiene pelos en la lengua, Óscar Puente, y se dedicó a cantarle a Feijóo las verdades del barquero.
Porque si el líder del partido Popular pivotó su discurso en tres ejes, la amnistía, que él ya sitúa fuera de la Constitución, su victoria en las elecciones, que no se corresponde con su mayoría parlamentaria, y el rechazo voluntario de los votos de los independentistas, obviando que son incompatibles con los de Vox. Óscar Puente le puso frente al espejo, frente a la realidad. Con un tono discutible, sí, pero es el suyo que, por cierto, rebajó en su segunda intervención y descolocando al PP, también, que no se lo esperaba y respondió con la bancada puesta en pie al grito de 'cobarde' contra Pedro Sánchez. Un espectáculo que lamentablemente también quedará para la posteridad.
El resto de lo que dijo Feijóo, falsedades económicas, vaguedades programáticas y el abrazo a algunas de las iniciativas del escudo social impulsadas por un gobierno progresista. El 'sanchismo' aquí, parecía menos 'sanchismo'.
Feijóo hizo un discurso para los suyos, y en este